Hechos 8 (RVG)

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* [[Hechos 8:20 (RVG)|20]] Entonces Pedro le dijo: Tu dinero perezca contigo, porque has pensado que el don de Dios se adquiere con dinero.
* [[Hechos 8:20 (RVG)|20]] Entonces Pedro le dijo: Tu dinero perezca contigo, porque has pensado que el don de Dios se adquiere con dinero.
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* [[Hechos 8:21 (RVG)|21]]  
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* [[Hechos 8:21 (RVG)|21]] No tienes tú ni parte ni suerte en este asunto; porque tu corazón no es recto delante de Dios.
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* [[Hechos 8:22 (RVG)|22]]  
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* [[Hechos 8:22 (RVG)|22]] Arrepiéntete, pues, de esta tu maldad, y ruega a Dios, si quizás te sea perdonado el pensamiento de tu corazón.
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* [[Hechos 8:23 (RVG)|23]]
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* [[Hechos 8:23 (RVG)|23]] Porque en hiel de amargura y en prisión de maldad veo que estás.
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* [[Hechos 8:24 (RVG)|24]]  
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* [[Hechos 8:24 (RVG)|24]] Respondiendo entonces Simón, dijo: Rogad vosotros por mí al Señor, que ninguna de estas cosas que habéis dicho, venga sobre mí.
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* [[Hechos 8:25 (RVG)|25]]  
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* [[Hechos 8:25 (RVG)|25]] Y ellos, habiendo testificado y predicado la palabra del Señor, se volvieron a Jerusalén, y en muchas aldeas de los samaritanos predicaron el evangelio.
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* [[Hechos 8:26 (RVG)|26]]
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* [[Hechos 8:26 (RVG)|26]] Y el ángel del Señor habló a Felipe, diciendo: Levántate y ve hacia el sur, al camino que desciende de Jerusalén a Gaza, el cual es desierto.
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* [[Hechos 8:27 (RVG)|27]]  
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* [[Hechos 8:27 (RVG)|27]] Entonces él se levantó, y fue. Y he aquí un etíope, eunuco, hombre de gran autoridad bajo Candace reina de los etíopes, el cual estaba a cargo de todos sus tesoros, y había venido a Jerusalén para adorar,
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* [[Hechos 8:28 (RVG)|28]]  
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* [[Hechos 8:28 (RVG)|28]] regresaba, y sentado en su carro, leía el profeta Isaías.
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* [[Hechos 8:29 (RVG)|29]]
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* [[Hechos 8:29 (RVG)|29]] Y el Espíritu dijo a Felipe: Acércate y júntate a este carro.
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* [[Hechos 8:30 (RVG)|30]]  
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* [[Hechos 8:30 (RVG)|30]] Y corriendo Felipe hacia él, le oyó que leía el profeta Isaías, y le dijo: ¿Entiendes lo que lees?
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* [[Hechos 8:31 (RVG)|31]]  
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* [[Hechos 8:31 (RVG)|31]] Y dijo: ¿Cómo podré, a no ser que alguien me enseñe? Y rogó a Felipe que subiese y se sentase con él.
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* [[Hechos 8:32 (RVG)|32]]
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* [[Hechos 8:32 (RVG)|32]] Y el lugar de la Escritura que leía era éste: Como oveja fue llevado al matadero; y como cordero mudo delante del trasquilador, así no abrió su boca.
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* [[Hechos 8:33 (RVG)|33]]  
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* [[Hechos 8:33 (RVG)|33]] En su humillación su juicio fue quitado: Mas su generación, ¿quién la contará? Porque es quitada de la tierra su vida.
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* [[Hechos 8:34 (RVG)|34]]  
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* [[Hechos 8:34 (RVG)|34]] Y respondiendo el eunuco a Felipe, dijo: Te ruego ¿de quién dice el profeta esto? ¿De sí mismo, o de algún otro?
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* [[Hechos 8:35 (RVG)|35]]
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* [[Hechos 8:35 (RVG)|35]] Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta Escritura, le predicó el evangelio de Jesús.
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* [[Hechos 8:36 (RVG)|36]]  
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* [[Hechos 8:36 (RVG)|36]] Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua; y dijo el eunuco: He aquí agua; ¿qué impide que yo sea bautizado?
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* [[Hechos 8:37 (RVG)|37]]  
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* [[Hechos 8:37 (RVG)|37]] Y Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y él respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios.
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* [[Hechos 8:38 (RVG)|38]]
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* [[Hechos 8:38 (RVG)|38]] Y mandó detener el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco; y le bautizó.
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* [[Hechos 8:39 (RVG)|39]]  
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* [[Hechos 8:39 (RVG)|39]] Y cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe; y el eunuco no le vio más, y gozoso, siguió su camino.
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* [[Hechos 8:40 (RVG)|40]]
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* [[Hechos 8:40 (RVG)|40]] Pero Felipe se halló en Azoto; y pasando, predicaba el evangelio en todas las ciudades, hasta que llegó a Cesarea.

Current revision

  • 1 Y Saulo consentía en su muerte. Y en aquel tiempo fue hecha una gran persecución contra la iglesia que estaba en Jerusalén; y todos fueron esparcidos por las tierras de Judasa y de Samaria, salvo los apóstoles.
  • 2 Y unos varones piadosos llevaron a enterrar a Esteban, e hicieron gran lamentación por él.
  • 3 Y Saulo asolaba la iglesia entrando de casa en casa, y arrastrando hombres y mujeres los entregaba en la cárcel.
  • 4 Pero los que fueron esparcidos, iban por todas partes predicando la palabra.
  • 5 Entonces Felipe descendió a la ciudad de Samaria, y les predicaba a Cristo.
  • 6 Y el pueblo, unánime, escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe, oyendo y viendo los milagros que hacía.
  • 7 Porque espíritus inmundos, dando grandes voces, salían de muchos poseídos; y muchos paralíticos y cojos eran sanados.
  • 8 Y había gran gozo en aquella ciudad.
  • 9 Pero había un hombre llamado Simón, el cual había ejercido la magia en aquella ciudad, y había engañado a la gente de Samaria, diciéndose ser algún grande.
  • 10 A éste oían atentamente todos, desde el más pequeño hasta el más grande, diciendo: Éste es el gran poder de Dios.
  • 11 Y le estaban atentos, porque con sus artes mágicas los había hechizado mucho tiempo.
  • 12 Pero cuando creyeron a Felipe, que les predicaba acerca del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, fueron bautizados, así hombres como mujeres.
  • 13 Entonces Simón mismo también creyó, y cuando fue bautizado, permaneció con Felipe, y viendo las maravillas y grandes milagros que se hacían, estaba atónito.
  • 14 Y los apóstoles que estaban en Jerusalén, habiendo oído que Samaria había recibido la palabra de Dios, les enviaron a Pedro y a Juan;
  • 15 quienes, habiendo descendido, oraron por ellos para que recibiesen el Espíritu Santo;
  • 16 porque aún no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente habían sido bautizados en el nombre del Señor Jesús.
  • 17 Entonces les impusieron las manos, y recibieron el Espíritu Santo.
  • 18 Y cuando vio Simón que por la imposición de las manos de los apóstoles se daba el Espíritu Santo, les ofreció dinero,
  • 19 diciendo: Dadme también a mí este poder, para que cualquiera a quien yo impusiere las manos, reciba el Espíritu Santo.
  • 20 Entonces Pedro le dijo: Tu dinero perezca contigo, porque has pensado que el don de Dios se adquiere con dinero.
  • 21 No tienes tú ni parte ni suerte en este asunto; porque tu corazón no es recto delante de Dios.
  • 22 Arrepiéntete, pues, de esta tu maldad, y ruega a Dios, si quizás te sea perdonado el pensamiento de tu corazón.
  • 23 Porque en hiel de amargura y en prisión de maldad veo que estás.
  • 24 Respondiendo entonces Simón, dijo: Rogad vosotros por mí al Señor, que ninguna de estas cosas que habéis dicho, venga sobre mí.
  • 25 Y ellos, habiendo testificado y predicado la palabra del Señor, se volvieron a Jerusalén, y en muchas aldeas de los samaritanos predicaron el evangelio.
  • 26 Y el ángel del Señor habló a Felipe, diciendo: Levántate y ve hacia el sur, al camino que desciende de Jerusalén a Gaza, el cual es desierto.
  • 27 Entonces él se levantó, y fue. Y he aquí un etíope, eunuco, hombre de gran autoridad bajo Candace reina de los etíopes, el cual estaba a cargo de todos sus tesoros, y había venido a Jerusalén para adorar,
  • 28 regresaba, y sentado en su carro, leía el profeta Isaías.
  • 29 Y el Espíritu dijo a Felipe: Acércate y júntate a este carro.
  • 30 Y corriendo Felipe hacia él, le oyó que leía el profeta Isaías, y le dijo: ¿Entiendes lo que lees?
  • 31 Y dijo: ¿Cómo podré, a no ser que alguien me enseñe? Y rogó a Felipe que subiese y se sentase con él.
  • 32 Y el lugar de la Escritura que leía era éste: Como oveja fue llevado al matadero; y como cordero mudo delante del trasquilador, así no abrió su boca.
  • 33 En su humillación su juicio fue quitado: Mas su generación, ¿quién la contará? Porque es quitada de la tierra su vida.
  • 34 Y respondiendo el eunuco a Felipe, dijo: Te ruego ¿de quién dice el profeta esto? ¿De sí mismo, o de algún otro?
  • 35 Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta Escritura, le predicó el evangelio de Jesús.
  • 36 Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua; y dijo el eunuco: He aquí agua; ¿qué impide que yo sea bautizado?
  • 37 Y Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y él respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios.
  • 38 Y mandó detener el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco; y le bautizó.
  • 39 Y cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe; y el eunuco no le vio más, y gozoso, siguió su camino.
  • 40 Pero Felipe se halló en Azoto; y pasando, predicaba el evangelio en todas las ciudades, hasta que llegó a Cesarea.
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